Anoche decidí dormir muy temprano. El cuerpo todavía me duele del entrenamiento del miércoles, al parecer el mes inactivo me dejó fuera de forma. Para completarla hoy salgo hacia Olavarría, eso es: me pierdo mi clase del viernes con J. C y me paso todo el fin de semana largo comiendo. No me quejo, la comida de Olavarría es lo más parecido al amor familiar que recuerdo. Con D. cierta vez llegamos a la conclusión que nuestras familias y afectos pueblerinos demostraban su amor de esa deliciosa manera culinaria. Como sea, hoy estaré en el tren hacia la ciudad que me vio, de alguna manera, evolucionar o involucionar hacia lo que soy. Contaré mi viaje, mostraré las fotos, andaré en moto, esquivaré los malos recuerdos, sonreiré como si fuera feliz y no faltara nada en mi vida, lo cuál evidentemente no es cierto. Después habré de volver, el día martes porque para el lunes ya no había más pasajes, con mi adorado primito A(ito). Supongo que va hacerme bien un poco de compañía en esta falsa primavera porteña.
2 comentarios:
Claro está que alguién incapasitado para amar no podrá ser feliz, no por eso la primavera es falsa, la falsa no serás vos?
y quién le dijo a ud.sr. anónimo que yo no puedo amar?
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