Los q me conocen ya saben de mis locuras, de mis sueños, de mis palabras, de mis errores, de mis ausencias, de mis abandonos, de mis espadas, de mis cosquillas, de mis lágrimas, de mis risas, de mis muertes, de mi sangre, de mis silencios, de mis dobles. No hace falta explicarles, pero quiero explicarme. Mi pequeña faz de "se (r) cuasi(rreflejo)" no deja de interrogarse a si misma, y me agota con su dependencia estúpida, pero es la única lunática manera de que me deje en paz. Descarnar el fondo de las palabras que me irritan.
Quisiera maldecirme en todos los idiomas, y no tengo fuerzas siquiera para nombrarme, la despersonalización total de todos mis yo (q no son pocos).
Sigo culpando la infancia perdida, cuando ella no hace más q escaparse de mi abrazo opresor para jugar a nacer una y otra vez.
Mamá opaca duele más que la caida. Su beso sin labios punza la silueta de mi carne puta. La obligada religión de mis pechos adolescentes desencaja las culpabiblidades para recordar el suicidio.
Subo a mi primer bici y vuelvo a sangrar, alguien le pone rueditas inestables. Me subo a los silencios, baboseo los pasados ... no, no, no me sirve. Ya no sirven los retazos de reflejo para explicarme lo q paso, ya no hay respuestas aunque las ausencias me sigan acunando, más q nunca, más q siempre.
Tengo miedo de la tristeza, de otro abandono, de otra lágrima que me queme las caras.
Le dije todo, todo lo q pensaba y nada se adelanta, tampoco se detiene. No alcanza con enfrentar las cosas, ni con escribirlas, ni con gritarlas. Eso sólo agujerea las mínimas esperanzas desnutridas. Me desespero, me siento tan vasta q me da miedo e inmediatamente empequeñezco cualquier perdición. Ni siquiera me queda eso, ni siquiera perdeme, porque me impusieron ser demasiado consciente, dejar los ojos abiertos aunque me los arranquen, ver cómo mi desnudez calcina las entrañas, y a mi.. que sigo dentro mío en posición fetal, sin superarlo, sin abandonarme
aunque todo queda tan lejos q ya no me escucho.
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