miércoles, octubre 12, 2005

Volviendo a la vieja carta...

Hace días que quiero escribir una carta en el viejo sentido de la carta. Una de esas que son con papel y lapicera. Hoy me decidí... y ahí quedó, sin terminar todavía pero ya llevo dos carillas. Mientras escribía me acordé de Lugones que hace bastante no leía. Y volví a sus cartas que son cursis pero deliciosas, como diría un amigo que hace bastante no veo "feas pero lindas".

"(...) Con Aglaura se fué la luz y mis noches, sobre todo á aquella hora que tú recuerdas y que yo nunca olvido, son más oscuras y tristes. Un contínuo dolor sordo me aqueja, moral y corporal, de suerte que el remedio es una caridad más dulce de tus manos queridas. Y sólo me queda el consuelo de saborear larga y hondamente el beso con que enfloré tus piés, siempre reinantes sobre mí con la posesión de tu delicia. Y de ahí reanudo con desgarradora viveza la dulzura de la peregrinación. Y así vuelvo á envolverme en tu seda, en tu fragancia, visitando uno por uno el encanto de los siete jardines. ¿Duermen los pichoncitos en su nido de azahar? Palpita siempre llena de rocío la azucena. Hay una camelia para el invierno en el nombre amado y lilas para la primavera, y gacelas dichosas porque viven ahí, y una dulce música que dice MÍA, y la diamela que yo supe encontrar cosechando flores. ¿Para qué las guardas, mi amor, en la soledad y en la ausencia? Yo también te recordé mucho el 21. (...) Tengo más que nunca sed, devorante sed de tus caricias. De sentirte agonizar bajo mis besos, de oírte gemir como una garcita herida, de beberte hasta la desesperación, dulzura de mis ansias, ánfora de mi sed. Quiero tu sangre y rendirte la mía extenuado por tus labios hasta las entrañas derramadas en ellos. No me agotes más en sueños estériles. No te pido más que tus pies para ampapártelos de besos, si es todo lo que quieres darme. Mira como estoy mi amor, toma lo que es tuyo...
Vuelvo de mi vértigo, con el nudo apretado como si tus manitas queridas lo cerraran hasta morir. Bajo apariencias de consideración, peores que el odio, éste me rodea también aquí cada vez más, en una infame asechanza de todos los días. Quieren hundirme á toda costa, lo siento, lo veo, y sólo puedo confiar ya en mi propio resguardo. Es la noche negra, total, sin más consuelo que una estrella lejana. Por qué así?... Tú ves bien, mi ternura. Tu amor me custodia, y en tu infinita nobleza, por eso me quieres. No es sólo el deseo lo que habla de mí. Es la salvación.Quiero verte y adorarte mi vidita!(...)".

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