La manía del absurdo y de la paradoja es la alegría animal de los tristes. Como el hombre normal dice disparates por exceso de vitalidad y, por concentrar en él sangre desmedida, da palmadas en la espalda de los otros, así los incapaces de entusiasmo y de alegría hacen piruetas en la inteligencia y, a su manera, dan señales de vida.
La reductio ad absurdum es una de mis bebidas preferidas.
1 comentario:
Me encanta!!!
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