Mis días estan pasando rápido y cansados. No logro concentrarme como quisiera en todo lo que tengo que hacer antes del viaje. De todas maneras ya decidí que las cosas pasen solas, sin preocupaciones, al menos por este mes que viene. Dentro de un rato pasa D. a buscarme para despedirnos antes de la partida. Quizás una película, quizás una cena, quizás vino. Sí esa sería la solución a todo... mi persistente adoración hacia el dios Baco.

Por ahora sigo leyendo El rostro ajeno de Kôbô Abe, mirando algo de cine clásico para un trabajo que seguramente terminaré a mi regreso, entrenando bastante pero no lo suficiente y gozando otras reliquias de la vida....