martes, junio 14, 2005

Verdismo porteño

Hace unos días decidía hacer algo por mi ánimo, me coloque un par de medias mitad enteras-mitad red, botas rojas, pollera ni corta ni larga, remera y campera negra, pañuelo rojo sobre los hombros, pelo suelto con una boina, algo de maquillaje que intentaba (sin lograr) cubrir mis depresivas ojeras y rojo al tono en los labios. Llegué a la parada del colectivo que me llevaría a la muestra pictórica de un amigo. Dos viejos señores caminaban cerca de la parada, uno esquiva el auto que estaba parado justo delante de mí, el otro quiere pasar entre el auto y yo. Me mira, se tropieza y cae de rodillas a mis pies. Como yo estaba en algún otro lugar, mucho más sombrío que esa calle ya sombría, no me había enterado qué pasaba. Lo ayudo a levantarse pensando que era un pobre viejito caído. Ahí me dice:- "no lo que pasa es que me caí porque te venía mirando a vos,¿ ves lo que me pasa por tu culpa? ". Y yo :-??????. Mi cara se transfiguró de depresiva a insolente y, sacada totalmente de su faz, me le reí en su cara anciana. Después siguió el absurdo diálogo
-Vos sos bailarina?
-No.
-¿Pero bailas en algún lado?, porque yo te conozco de algun lado.
-No.
-¿Vos no bailas flamenco y salsa?
-No.
-¿Estás segura que no bailaste alguna vez?.
-Sí.
-Pero ¿te gusta bailar?
-No.
-Pero seguro que trabajas la tele porque yo te ví en algún lado.
-NO.
-¿Y cómo te llamas?
-Silvana.
-¿Y cuántos años tenés?
-25.
-En serio, yo te daba unos 17 0 18.
Después de esa charla absurda de mentiras y maquillajes desteñidos, ya había dejado atrás parte de mi tristeza para reirme de una pobre alma destinada al más repugnante verdísmo.
-Bueno, ahí está mi colectico. Chau.
Y se quedó mirando el colectivo con su rodilla hinchada por el golpe, convencido que era una bailarina famosa, y yo, luego de decir "ochenta, por favor", me senté, acomodé mis recuerdos y mis angustias en el asiento malholiente, apoyé mi cabeza con boina en el vidrio y empecé mi viaje.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El mundo se divide en dos partes: los que dicen "ochenta" y los que decimos "ochenta, por favor".