jueves, junio 30, 2005

18 Hs. me dispongo a leer en el subte, el mismo camino, el mismo horario, el mismo destino, diferente libro. El tren va más lento de lo habitual, en Medrano la voz ronca de alguien que agarró el mando nos dice "el tren termina su recorrido en la estación Medrano, los señores pasajeros deben bajar, se interrumpe el servicio". Todos con cara descontrolada, y con ganas de romper los vidrios de metrovias se acercan para recibir el premio consuelo: un pasaje gratis, que no es tan gratis porque es el mismo que ya pagaste y que te dejó a mitad de camino. Salimos de la mandíbula del subte corriendo hacia diferentes paradas de colectivos. Se larga a llover. -Ché el 26 sigue por Corrintes, no? -Si, si. -¿Tenés hora? -No, me olvidé el reloj. -Me parece que alguien se tiró a las vías,por eso pararon. -mmmm... siempre dicen lo mismo para justificar que te hacen salir, mojarte, tomarte un colectivo y llegar tarde.
Llega el 26, cuando me toca el turno para subir el colectivero gritando "bueno me voy, ya está cierro la puerta, hace tres semáforos que estoy acá, no tendría que haber parado nada, se rompe el subte y nos agarran a nosotros". Yo le grito -"decile al otro 26 que iba vacío y pasó de largo" -"El otro tenía la máquina de monedas rota!!". Cerró su puerta, yo quedé adentro, muchos quedaron afuera y gritaron ancestralmente... ilegalmente... metafóricamente... impertinentemente...

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