Hay veces que uno quisiera vomitar por todo lo que comió, una forma de aliviarse, digamos... y se concentra pero sin lograrlo, hasta que debe recurrir a los suaves dedos (irrisoriamente son los mismos que se usan para masturbarse).
Sin embargo lo malo es cuando comiste liviano, te tomaste 1/2 botellita de Navarro Correa (cosecha 2002) y de pronto, por esos malos hábitos de nuestro organismo, te vienen ganas de vomitar. Intentás todos los métodos posibles e imposibles para detener el vómito pero no hay forma. Y decís -NOOO, el Navarro Correa NOooo....., quisiera eliminarlo de mi organismo de otra manera, cuando ya no quede nada de ese maravilloso aroma, cuando el milagro de su sabor se haya opacado con la sucesiva ingestión de Coca Light... pero todos los esfuerzos fueron inevitables, el mareo seguido del vómito terminó con mi noche, junto al inodoro y de rodillas. Entonces el sabor a sangre alcoholica que seguía persistiendo en mi lengua se transformó en un agrio sabor a bilis. Después me arrastré a hacia la cama, hasta hoy.
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