domingo, mayo 15, 2005

Historia de chupetes

El recordar unos pasajes de Molloy de Beckett me llevó nuevamente al colorido abismo de la infancia.
Para los que lo leyeron y para los que no (deberían hacerlo, es delicioso), hay muchas páginas en las que Molloy se encarga de pasar piedras de un bolsillo a otro, su única intención es chuparlas pero nunca debe chupar la misma piedra, usa todos los bolsillos disponibles para irlas rotando y alternando hasta que llegan a su boca. Él elige las piedras una por una, sus piedras son únicas, y pasa largas horas ocupado en la ubicación de ellas.
Salvando la distancia entre ficción y realidad, salvando la distancia entre piedras y chupetes. Hasta mis 6 años hacía cosas muy parecidas. Tenía una cadena con 8 chupetes. Cada uno tenía su función, su color, su sabor y su olor. Uno iba a mi boa, el otro a mi nariz o a mi cachete, los restantes quedaban colgados de una cadena en mi cuello. El de la boca lo chupaba, el otro se encargaba de acariciar mi nariz o cachetito. El problema venía cuando mi nariz o cachete empezaban a sangrar, el acariciar progresivamente con la goma del chupete hacía que la piel se paspara y luego se rasgara lentamente. Mi abuelita me llevó al médico, que obviamente le dijo "no puede usar más chupetes". Pero yo lloraba, me quedaba sin voz de tanto gritar cuando querían sacármelos, podían quitarme las muñecas, las golosinas pero nunca, nunca los chupetes.
Jugaba con ellos, los alternaba, los elegía cuidadosamente con el detallismo de un adulto, con la obseción de un anajenado. Y ellos hacían lo que ningún otro juguete, me acariciaban y, a la vez, me hacían sangrar y llorar.

3 comentarios:

neurovicky dijo...

Y eso que me acuerdo que me dijiste una vez hace muco tiempo ya que no tenìas recuerdos claros de tuinfancia hasta que cumpliste los 12. Yo me habìa hecho toda una fabula al estilo Phillip K. Dick a partir de la afirmaciòn que me habìas hecho esa vez, la tìpica, que si no te acordabas de tu infancia tan claramente era por que tu existencia habìa empezado recièn a los 12, lo que explicarìa porque tu cuerpo no habìa tenido cambios sustanciales desde esa edad, y cosas por el estilo. En todo caso es un alivio comprovar ahora algo que sospechaba.

EL ABORTO LECTOR dijo...

En realidad no tengo muchos recuerdos, sólo algunos que van apareciendo con esa cosa de "obligarme" a escribir sino a diario al menos a menudo.
Últimamente me despierto soñando algo y luego me doy cuenta que es un recuerdo (o quizás no..)

Gaucho Ilustrado dijo...

Todo esto me recuerda a la inolvidable canción del ratón juan carlos:
dejá el chupete
dejá el chupete
no vé q te deforma el paladar?
dejá el chupete
dejá el chupete
q viene el mostro y te va a querer morfá