jueves, abril 21, 2005

SOBRE LA INICIACIÓN EN LA LITERATURA

Tenía unos 7 u 8 años. Estaba en una camilla, mi tía R. sobre mí, sacándome los mocos con uno de esos aparatos con motorcito que usan las enfermeras. Parece que ese (como otros tantos) no era un buen día. Yo había escuchado, o quizás alguien me había contado un cuento de príncipes y hadas. Mi problema era que quería saber más. El gran problema de los niños,quería que me cuenten, que me sienten en las rodillas y me donen caricitas. Y pregunté, el momento terrible de la pregunta que cae en el vacío de una cachetada.
- Tía ¿cómo es una princesa? Entoces vino la trompada y después - ¿no tenés diccinario? dejá de preguntar todo el día.
Y nunca más pregunté. Siempre busqué en diccionarios, enciclopedia, libros, calles, hombres, silencios, dios, el diablo, peliculas, caramelos, muñecas, suicidios, nacimientos. A todos y todo busqué para que me dijeran qué era una princesa. Pero nada pasó.
Ahora 16 años depués, aprendí muchas cosas, y desaprendí muchas más. Pero sigo buscando la pregunta anterior al golpe. Tal vez deba abandonar la búsqueda, ya pasó el momento de entenderlo, ya pasó el momento de la princesa.

2 comentarios:

Lih dijo...
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Lih dijo...
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